martes, 18 de diciembre de 2007

Fiestas de fin de año

No estoy harto de las fiestas navideñas por lo que deberían significar y el mensaje que deberían entregar: paz, armonía, buenos deseos, tranquilidad, unión; sino por lo que significan en realidad.

Estas fiestas me ponen de mal humor porque estoy harto de ver gente de mal humor porque no puede viajar, gente de mal humor que te choca en calle porque quiere llegar a un negocio antes que cierre, negocios que te estafan, accidentes con cohetes e intoxcaciones por exceso de comida y alcohol. ¡Si eso es festejar evidentemente me perdí una parte de la historia!

A nadie le importa la armonía sino hacer negocios con ella. En lugar de sacar lo mejor de nosotros nos convertímos en canívales en busca de un pan dulce a $50.

La unión se convierte en sinónimo de tengo 32 reuniones de fin de año en una semana: quereremos ver y hablar con todos aquellos a los que no dimos pelota las restantes 47 semanas del año.

La paz se transforma en un quilombo de fuegos artificiales, bombas de estruendos y chicos heridos en los hospitales que pasan una "fiesta" de mierda mientras sus padres comen turrón, se emborrachan y meten una bengala dentro de una botella de vidrio "para que todos vean como se hace".

Los buenos deseos que deberíamos compartir con todos durante todo el año se convierte en una frase de moda que dura 15 o 20 días hasta que los camellos de los reyes se retiran y todo vuelve a ser como antes: una vida sin "fiesta".

Hay que creer que somos patéticos los seres humanos.